Especialistas del Instituto reiteraron la importancia de que al acudir a las playas, albercas o sitios al aire libre se utilice bloqueador solar con factor de protección alto y se evite la exposición prolongada al sol, sobre todo entre las 11:00 y 17:00 horas, ya que esto puede ocasionar diversas consecuencias en la piel, las cuales van desde quemaduras, enrojecimiento y cambios de pigmentación, como por ejemplo manchas blancas u oscuras.
Es importante que todos los integrantes de la familia, en especial menores de edad y adultos mayores, mantengan una adecuada hidratación, ya que debido a las altas temperaturas pueden registrarse casos de golpe de calor, insolación o deshidratación.
Por lo anterior, se sugiere: ingerir diariamente de 1.5 a 2 litros de agua natural, cantidad que debe incrementarse si además se realiza actividad física; evitar bebidas azucaradas o alcohólicas; limitar el consumo de agua mineral sobre todo personas con hipertensión, afecciones cardiacas, renales o hepáticas por el contenido de sales y minerales que contiene.
En vacaciones, las personas que siguen algún tratamiento, no deben olvidar llevar sus medicamentos y llevar el seguimiento indicado por el especialista.
Para evitar enfermedades estomacales se sugiere evitar ingerir alimentos de dudosa procedencia; si se consumen pescados o mariscos es importante que se verifique que no tengan mal olor y estén bien cocidos.
Usar sombrero o gorra, gafas y ropa de algodón; aplicar protector solar 20 minutos antes de exponerse al sol y reaplicar cada cuatro horas; de igual forma, se recomienda llevar crema para evitar picaduras de insectos.
Continuar con las medidas de prevención de COVID-19, como: higiene frecuente de manos, uso de cubrebocas y sana distancia.
Finalmente, ante indicios de complicaciones en la salud, acudir a la Unidad de Medicina Familiar más cercana para recibir el tratamiento correspondiente